Mucha gente ha escuchado sobre los poderes curativos que tiene la cúrcuma, además aporta características especiales en el sabor de la comida. Aunque, siempre es bueno conocerla más para consumirla y hacerla parte de las preparaciones diarias.
La cúrcuma, también denominada azufre de Indias, es una planta de gran versatilidad gastronómica, se le atribuyen propiedades medicinales contra el cáncer, el colesterol alto, la artrosis, entre otras enfermedades. Es nativa del suroeste de la India y pertenece a la misma familia que el jengibre.
Al rallar y desecar su rizoma o tallo, que crece por debajo de la tierra y en horizontal, se obtiene un polvo amarillo o naranja que tiene entre un 2 y un 5% de curcumina, compuesto beneficioso para la salud. Es muy usual confundirlo con el curry, aunque este es una mezcla de más especias, como cilantro, comino, alholva y jengibre.
La cúrcuma en la cocina
En la actualidad, su uso está en nuestro entorno, y en muchos platos nuevos, gracias al intercambio cultural, algunos de los cuales incorporan curry o cúrcuma, pues resulta enriquecedor desde el punto de vista gastronómico.
El polvillo naranja o amarillo que se extrae de la planta se utiliza como aditivo alimentario. La Unión Europea ha catalogado a la cúrcuma bajo el nombre de E-100, en la categoría de alimentos que sirven como colorantes. Aporta aroma y color. Su sabor es dulzón con un toque picante y amargo, por lo que su uso se hace en pequeñas cantidades.
Composición nutricional
La cúrcuma contiene fibra, proteínas, niacina, vitaminas C, E y K, sodio, potasio, calcio, cobre, hierro y magnesio. La proporción de vitaminas, proteínas, fibra, minerales y demás componentes puede elevarse si se consume cúrcuma en cantidades más elevadas, en forma de suplemento nutricional. Sin embargo, los nutricionistas resaltan que, al menos de momento, no se aconseja tomarla de esta manera, pues puede ocasionar problemas digestivos.
La cúrcuma y la salud
La curcumina reduce la producción de mediadores de la inflamación y los radicales libres, lo que hace que, popularmente, se le atribuyan propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que tendrían efectos beneficiosos en el tratamiento de enfermedades como dislipemia (colesterol alto), artrosis, enfermedades de la piel, úlceras gástricas, diabetes o, incluso, cáncer.
La realidad es que no existen pruebas concluyentes sobre esos beneficios. La evidencia científica en torno a su eficacia para reducir la inflamación es prometedora.
Un metaanálisis de ensayos controlados, publicado en 2016, encontró que el extracto de 1000mg al día de curcumina podría ser eficaz en el tratamiento sintomático de las enfermedades reumáticas (artrosis, artritis reumatoide, artritis psoriásica). Pero esta revisión solo pudo incluir ocho ensayos de calidad metodológica dudosa, por lo que concluyó que se necesitan estudios más rigurosos y amplios para confirmar la eficacia terapéutica.
Seguridad y efectos adversos
El consumo de curcumina como suplemento nutricional se considera seguro cuando se administra por vía oral o tópica, aunque en algunas personas puede provocar náuseas, diarrea o malestar estomacal.
No obstante, cuando se consume en esas dosis terapéuticas (no empleada como especia), en mujeres embarazadas sí que pueden aparecer efectos adversos que pongan en riesgo la gestación y no hay información suficiente sobre la seguridad en mujeres lactantes, por lo que se desaconseja su uso.
De la misma manera, se debe extremar la precaución en otros grupos de riesgo como personas diabéticas, con problemas de coagulación, enfermos oncológicos. La dosis de curcumina que podría considerarse terapéutica -si se confirman sus prometedoras cualidades- es de 1 gramo, es decir, unas 5 cucharadas de café.